domingo, 28 de junio de 2015

||<< La casa abandonada >>||

(Por Ana María Frege Issa).
☆ Leer: 2 Corintios 5:17 ☆

Hace un tiempo escuché la historia de un artista, quien todos los días iba hasta su estudio a pie y en medio de su recorrido se detenía frente a una casa abandonada.

Una casa que nadie daba valor y para muchos hasta daba espanto.

Estaba en pésimo estado, sin pintura, con las ventanas cayéndose y con un jardín que parecía más un monte de escombros.

Podía verse a aquel artista parado frente a aquella casa contemplándola por algunos minutos, y después de observarla un buen rato, seguía su trayecto.

Este ritual que el artista tenía cada vez que iba a su estudio causaba curiosidad al no tratarse de una casa bonita, ni siquiera de una casa antigua pero bien conservada.

Curiosamente, a ese artista le gustaba pararse frente a aquel lugar y admirarlo.

Después de algún tiempo la casa fue puesta a la venta y el artista, que se había pasado tanto tiempo contemplándola, fue el nuevo propietario del lugar.

Semana tras semana, mes tras mes, aquel horrible lugar fue adquiriendo una nueva apariencia reflejando el toque de su dueño, hasta que al final, en lugar de la vieja y mal vista propiedad, que por muchos años afeaba el vecindario, ahora en ese mismo lugar se levantaba una casa, muy blanca con su impresionante gracia y belleza.

Era la misma casa, pero ahora con un aspecto impecable que antes no tenía.

Se tornó en centro de atención para toda la comunidad. Y todo este cambio sucedió, porque hubo un artista que la compró, tomó a su cargo la construcción y se fue a vivir en ella.

Dios hace lo mismo con nuestras vidas. Él, como supremo artista, puede ver más allá de las apariencias y conoce el potencial que hay en nuestras vidas.

Tal vez sientes que nadie te da valor, que te han abandonado o te consideran un caso perdido; pero El Artista ve más allá de lo evidente y cuando empieza a trabajar en nosotros y poner su toque personal en nuestras vidas nos da el valor real que tenemos.

Dios quiere transformarnos día a día y convertirnos en su obra maestra.

Permite que el Artista trabaje en tu vida.

“De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas”.
- 2 Corintios 5:17.-

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