s谩bado, 4 de julio de 2015

||<< Paz en medio de la tormenta >>||

(Por Brisna Bustamante S).
☆ Leer: Filipenses 4:6-7 ☆
"Por nada estéis angustiados, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús".

Había una vez un rey que ofreció un gran premio a aquel artista que pudiera captar en una pintura la paz perfecta.

Muchos intentaron.

El rey observó y admiró todas las pinturas, pero solamente hubo dos que realmente le gustaron y tuvo que escoger entre ellas.

La primera era un lago muy tranquilo, un espejo perfecto donde se reflejaban unas placidas montañas que lo rodeaban.

Sobre éstas se encontraba un cielo muy azul con tenues nubes blancas.

Todos los que miraron esta pintura pensaron que esta reflejaba la paz perfecta.

La segunda pintura también tenía montañas. Pero éstas eren escabrosas y descubiertas.

Sobre ellas había un cielo furioso del cual caía un impetuoso aguacero con rayos y truenos.

Montaña abajo parecía retumbar un espumoso torrente de agua.

Todo esto no revelaba para nada lo pacífico, pero cuando el rey observó cuidadosamente, vio tras la cascada un delicado arbusto creciendo en una grieta de la roca.

En este arbusto se encontraba un nido.

Allí, en medio del rugir de la violenta caída de agua, se encontraba un pajarito resguardado plácidamente en el medio de su nido… “Perfecta Paz”.

El rey escogió la segunda. ¿Sabes por qué? porque paz no significa estar en un lugar sin ruidos, sin problemas, sin trabajo duro o sin dolor.

“Paz” significa, que a pesar de estar en medio de todas estas cosas, permanecemos calmados dentro de nuestro corazón.

Este es el verdadero significado de la “Perfecta Paz”.

Es como un estado básico sobre el cual vamos desarrollando nuestro proceso de crecimiento.

Implica preparar el terreno para que no surjan circunstancias que la puedan poner en peligro.

Si éste día tú estás enfrentando alguna prueba difícil en tu vida, tal vez en tu matrimonio, con tus hijos, en tu salud, trabajo o estudios, recuerda la letra de ésta bella canción que dice...

”Puedes tener paz en la tormenta, fe y esperanza cuando no puedas seguir, aún con tu mundo hecho pedazos, el Señor guiará tus pasos, ten paz en medio de la tormenta”.

Una persona puede ser capaz de tener paz, incluso en medio de la turbulencia y las tormentas de la vida porque su seguridad y confianza están puestas en Dios, porque sabe que Él jamás la dejará, pues tiene el control de su situación y un propósito perfecto con su vida.

La paz es un bien que Dios nos provee a través de su presencia.

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||<< Santif铆calos en tu verdad >>||

(Lecturas: Charles H. Spurgeon).
☆ Leer: Juan 17:17 ☆

La santificación empieza en la regeneración.

El Espíritu de Dios infunde en el hombre, aquel nuevo principio vital por el cual llega a ser una "nueva criatura" en Cristo Jesús.

Esta obra que empieza en el nuevo nacimiento, prosigue en dos modos: por la mortificación, mediante la cual las concupiscencias de la carne son dominadas  y sujetas; y por la vivificación, por la cual la vida que Dios puso en nosotros será transformada en una fuente de agua que salte para vida eterna.

Esta obra prosigue día a día en lo que se llama "perseverancia", en virtud de la cual el cristiano es preservado y conservado en estado de gracia y se le hace abundar en buenas obras para alabanza y gloria de Dios; y, por fin, esta obra alcanza su perfección en la gloria, cuando el alma, completamente purificada, es llevada a habitar a la diestra de la Majestad en las alturas, con los santos.

Pero aún cuando el Espíritu de Dios es, como acabamos de decirlo, el autor de la santificación, hay sin embargo, una agencia visible que no debe pasarse por alto.

"Santifícalos"- dice Jesús- "en tu verdad; tu palabra es verdad".

Son muchos los pasajes de la Sagrada Escritura que prueban que la palabra de Dios es el instrumento de nuestra santificación.

El Espíritu de Dios lleva a nuestra mente los preceptos y doctrinas de la verdad y los aplica con poder.

Estos preceptos escuchados con el oído y recibidos en el corazón, obran en nosotros el querer y el hacer por la buena voluntad de Dios.

La verdad es la que santifica, y si nosotros no oímos o no leemos la verdad no creceremos en santificación.

Sólo progresamos en la vida perfecta cuando progresamos en el conocimiento perfecto.

"Lámpara es a mis pies tus palabras y lumbrera a mi camino".

No digas del error: "Es sólo asunto de opinión".

Ninguno consiente un error de opinión sin que tarde o temprano tolere un error en la práctica.

Echa mano de la verdad, pues haciéndolo, serás santificado por el espíritu de Dios.

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||<< Carta desde la batalla >>||

(Por David C. McCasland)
☆ Leer: 2 Timoteo 4:1-8 ☆
"He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe (v. 7)".

Durante más de dos décadas, Andrew Carroll ha incentivado a la gente a no tirar las cartas escritas durante la guerra por familiares o amigos.

Como director del Centro de Cartas de Guerra de los EE.UU. de la Universidad de Chapman, en California, las considera un lazo irreemplazable para unir familias y fomentar el entendimiento.

Declaró: «Las generaciones más jóvenes están leyendo estas cartas, formulando preguntas y diciendo: “Ahora entiendo lo que soportaste y sacrificaste”».

Cuando Pablo se encontraba preso en Roma y supo que iba a morir, le escribió una carta a un joven a quien consideraba su «hijo en la fe»: Timoteo.

Como un soldado en la batalla, le abrió su corazón, al decir: «el tiempo de mi partida está cercano. He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida» (2 Timoteo 4:6-8).

Cuando leemos en la Biblia las cartas que nos dejaron los héroes de la fe cristiana y entendemos cuánto sufrieron por amor a Cristo, eso nos anima a seguir su ejemplo y a fortalecernos para beneficio de las generaciones futuras.

● Señor. Danos fuerza para enfrentar hoy las batallas espirituales. La victoria es tuya!

>> Corre la carrera con la eternidad en vista.

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