viernes, 31 de julio de 2015

||<< ¡El gran secreto! >>||

(Por Brisna Bustamante S.).
☆ Leer: Mateo 6:21 ☆
"Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón".

Hace muchísimos años, vivía en la India un sabio, de quien se decía que guardaba en un cofre encantado un gran secreto que lo hacía ser un triunfador en todos los aspectos de su vida y que, por eso, se consideraba el hombre más feliz del mundo.

Muchos reyes, envidiosos, le ofrecían poder y dinero, y hasta intentaron robarlo para obtener el cofre, pero todo era en vano.

Mientras más lo intentaban, más infelices eran, pues la envidia no los dejaba vivir. Así pasaban los años y el sabio era cada día más feliz.

Un día llego ante él un niño y le dijo: - Señor, al igual que tú, también quiero ser inmensamente feliz. ¿Por qué no me enseñas qué debo hacer para conseguirlo?.

El sabio, al ver la sencillez y la pureza del niño, le dijo: - A ti te enseñaré el secreto para ser feliz.

Ven conmigo y presta mucha atención.

En realidad son dos cofres en donde guardo el secreto para ser feliz y estos son mi mente y mi corazón y el gran secreto no es otro que una serie de pasos que debes seguir a lo largo de la vida.

El primer paso, es que debes quererte a ti mismo, y todos los días al levantarte y al acostarte, debes afirmar: yo soy importante, yo valgo, soy capaz, soy inteligente, soy cariñoso, espero mucho de mí, no hay obstáculo que no pueda vencer.

Este paso se llama autoestima alta.

El segundo paso, es que debes poner en práctica todo lo que dices que eres, es decir, si piensas que eres inteligente, actúa inteligentemente; si piensas que eres capaz, haz lo que te propones; si piensas que eres cariñoso, expresa tu cariño; si piensas que no hay obstáculos que no puedas vencer, entonces propónte metas en tu vida y lucha por ellas hasta lograrlas.

Este paso se llama motivación.

El tercero paso, es que no debes envidiar a nadie por lo que tiene o por lo que es, ellos alcanzaron su meta, logra tú las tuyas.

El cuarto paso, es que no debes albergar en tu corazón rencor hacia nadie; ese sentimiento no te dejará ser feliz, tú perdona y olvida.

El quinto paso, es que no debes tomar las cosas que no te pertenecen, recuerda que de acuerdo a las leyes de la naturaleza, mañana te quitaran algo de más valor.

El sexto paso, es que no debes maltratar a nadie; todos los seres del mundo tenemos derecho a que se nos respete y se nos quiera.

Y lo más importante, levántate siempre con una sonrisa en los labios y agradece a Dios por todo lo que tienes y eres, pues si no fuera por su amor y misericordia hoy no estarías vivo.

Observa a tu alrededor y descubre en todas las cosas el lado bueno y bonito; piensa en lo afortunado que eres al tener todo lo que tienes; ayuda a los demás, sin pensar que vas a recibir nada a cambio; mira a las personas y descubre en ellas sus cualidades y dales también a ellos el secreto para triunfar y ser felices".

Este día traigamos a la memoria todas las oraciones respondidas de parte de Dios y los milagros que Él hizo en nuestra vida y con un corazón agradecido, bendigamos su nombre porque cuando agradecemos, se apodera de nuestro interior un sentimiento de paz y satisfacción, al punto de reconocer que todo es bueno, aún cuando estamos enfrentando la dificultad más dura.

"Que todo lo que soy alabe al Señor; que nunca olvide todas las cosas buenas que hace por mí".
- Salmo 103:2 (NTV).-

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||<< Poder gris >>||


(Por Jennifer Benson Schuldt)
☆ Leer: Josué 14:6-12 ☆
"… cual era mi fuerza entonces, tal es ahora… (v. 11)".

La artista holandesa Yoni Lefevre creó un proyecto llamado «Poder gris», para mostrar la vitalidad de la generación mayor de su país.

Les pidió a alumnos de las escuelas que representaran a sus abuelos, ya que quería presentar una «perspectiva clara y sincera» sobre los ancianos y creía que los niños podían brindársela. 

Los dibujos de los chicos reflejaron un concepto fresco y vivaz sobre sus mayores, ¡ya que mostraban a sus abuelos jugando al tenis, trabajando en el jardín, pintando y muchas cosas más!

Caleb, un anciano israelita, se mantenía vital en su vejez.

Debido a su fe, Dios le había conservado la vida durante 45 años, para que sobreviviera a la peregrinación en el desierto y entrara en la tierra prometida.

Cuando llegó el momento de entrar en Canaán, Caleb, de 85 años, declaró: «cual era mi fuerza entonces, tal es ahora» (Josué 14:11).

Con la ayuda de Dios, reclamó con éxito su parte de la tierra (Números 14:24).

El Señor no se olvida de nosotros cuando envejecemos. Aunque nuestro cuerpo se envejezca o la salud se debilite, el Espíritu Santo renueva nuestro interior día tras día (2 Corintios 4:16).

● Abba, Padre. Sé que mi fuerza y mi salud pueden debilitarse, pero te pido que me renueves espiritualmente, para que pueda servirte con fidelidad durante el resto de mi vida.

>> Respaldado con la fuerza y la protección de Dios, puedes enfrentar.

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