martes, 14 de julio de 2015

||<< Me duele esta espera... >>||

(Por Shirley Chambi).
☆ Leer: Salmos 27:13 ☆

Una vez, estaba pasando una tremenda crisis, producto de la falta de trabajo y el Pastor me dijo: "hay que esperar" y esa frase me chocó de una manera que no tienen idea, pero hoy entiendo que las cosas no se iban a resolver en mi tiempo, sino cuando fuese la soberana voluntad de Dios. 

Para el que sabe esperar, la recompensa llegará paradójicamente, justo cuando menos lo espera.

Un amigo compartió conmigo estas palabras, creo que a todos nos cuesta entender, que hay situaciones en las que lo único que queda es “esperar” ¿Te ha pasado? 

Esperar por un trabajo, o estar esperando que Dios te sane a ti o a un ser querido. 

O quizás tu espera es obtener un título profesional, después de tanto esfuerzo, o bien aguardas el día en que ese familiar tan duro de corazón, finalmente pueda creer en Jesús.

El mundo dice: "El que espera desespera", pero lo que dice la Palabra de Dios al respecto es:

"Hubiera yo desmayado, si no creyese que veré la bondad de Jehová En la tierra de los vivientes".
- Salmos 27:13.-

Si estás en esta posición, a punto de desmayar, quiero animarte nuevamente a creer.

La Paciencia, es la capacidad de esperar y soportar los sufrimientos, sabiendo que existe una esperanza.

¿Sabías que José atravesó trece años de injusticias, antes que todo el reino le fuera entregado en sus manos?

El aprendió a esperar, porque sabía que necesitaba estar en la perfecta voluntad de Dios a pesar de todo.

“Porque ustedes tienen necesidad de paciencia (perseverancia), para que cuando hayan hecho la voluntad de Dios, obtengan la promesa.”
- Hebreos 10:36 (NVH).-

No cometas el error de pensar que esperar es no hacer nada.

Nosotros esperamos “haciendo la voluntad de Dios”, orando y obedeciendo su palabra, sirviéndole, aunque la situación sea difícil.

Recuerda que Dios tiene una promesa para ti y debes esperar de la manera que Dios te pide, para que lo recibas.

¡Porque Dios no es indiferente a tu necesidad, ni ha dejado de pensar en ti!

Aunque muchas veces la respuesta “Espera” es la que más cuesta aceptar, siempre será la mejor si viene de Dios.

Si tienes ganas de gritar: Me duele esta espera! Me es tan difícil creer!... Hazlo!

Hoy Dios te dice: “La fe que te pido es que creas que estoy a tu lado, que te amo, que soy tu amigo, que quiero enjuagar tus lagrimas, entiende que necesitas aprender que es esperar con y en Fe”.

"Pacientemente esperé a Jehová, Y se inclinó a mí, y oyó mi clamor. Y me hizo sacar del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso; Puso mis pies sobre peña, y enderezó mis pasos. Puso luego en mi boca cántico nuevo, alabanza a nuestro Dios. Verán esto muchos, y temerán, Y confiarán en Jehová".
- Salmos 40:1-3.-

¡Levántate!

La respuesta llegará cuando menos te lo esperas.

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||<< No digamos adiós >>||

(Por Randy Kilgore)
☆ Leer: Filipenses 4:1-9 ☆
"Lo que aprendisteis y recibisteis y oísteis y visteis en mí, esto haced…" (v. 9).

Francis Allen me guió a Cristo, y ahora estaba llegando el momento en que él vería al Señor cara a cara. 

Yo estaba en su casa y se acercaba la hora del adiós. Mi idea era decir algo memorable y significativo.

Estuve casi una hora junto a su cama. Se rio a carcajadas de las historias que le conté sobre mi vida.

Después, se cansó, se puso serio y ocupó su energía en limar algunas asperezas que aún veía en mí.

Yo escuchaba, aunque también pensaba en cómo despedirme.

Antes de que tuviera oportunidad de hacerlo, dijo: 
«Randy, recuerda lo que siempre te he dicho.

No hay nada que temer de la historia de la vida porque sabemos cómo termina.

No tengo miedo.
Ahora, vete y haz lo que te enseñé».

Aquellas palabras desafiantes me recordaron las de Pablo a los creyentes filipenses: «Lo que aprendisteis y recibisteis y oísteis y visteis en mí, esto haced» (Filipenses 4:9).

Ese último día, el brillo en la mirada de Francis era igual al que vi en sus ojos el día que lo conocí.

No había temor en su corazón.

Por eso, muchas de las palabras que escribo, las historias que narro y las personas a quienes sirvo son tocadas por Francis. 

Mientras estemos en este mundo, recordemos siempre a aquellos que nos animaron espiritualmente.

¿Quién ha sido tu mentor/a? ¿Estás orientando a otras personas?

Vive de modo que, cuando te conozcan, quieran conocer a Cristo.

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