sábado, 1 de agosto de 2015

||<< ¡Más que suficiente! >>||

(Por Soraida Fuentes)
☆ Leer: Efesios 3:20 ☆
“Y ahora, que toda la gloria sea para Dios, quien puede lograr mucho más de lo que pudiéramos pedir o incluso imaginar mediante su gran poder, que actúa en nosotros.”

Una niña tenía que pedirle a su padre lo que deseaba pero por susceptibilidad a la negación de él no lo hacía. 

Un día ella vio sus zapatos, éstos ya estaban rotos por la punta, se puso a pensar que haría, cómo podría hablar con su padre, que respuesta recibiría, un sí o un no.

Su padre había notado que su pequeña necesitaba cambiar de zapatos, y esperó a que ella se acercara y se lo pidiera. 

Como la niña tenía miedo pedir, su papá decidió ayudarla y le dijo: Hija, iremos de compras con tu madre, ¿necesitas algo?

Ella respondió titubeando: Este…este…estaba pensando que si podía cambiar de zapatos, pues los que llevo ya están un poco gastados.

Dijo su padre: mmm… ¿Un poco gastados?, entonces creo que no lo necesitas en verdad. Y se dispuso a salir de su habitación.

Entonces la niña reaccionó y dijo: Papá en verdad los necesito, mis zapatos están rotos y me lastiman mucho cuando voy a la escuela, además que mis amigas se burlan.

Bueno, hija, que bueno que me hayas dicho las cosas como son, porque yo quiero comprarte zapatos nuevos.

Cuando sus padres regresaron de hacer compras, ella salió a recibirlos y pudo ver que le compraron los zapatos y además ropa; fue más de lo que había pedido.

Cuantas veces le hemos puesto limites a Dios, al igual que la niña, con el pretexto de que “no es tan importante” o “solamente te pido que”, dudamos como si Dios no pudiese darnos abundantemente para su gloria.

Debemos ser osados para pedir, pero confiar que Él lo hará a su manera, en su tiempo y sabiendo que está dentro de sus estatutos.

El Señor quiere nuestro bienestar interior y exterior, que seamos valientes en dar pasos de fe y que nos conduzcamos bajo sus indicaciones.

Hoy atrévete a hablar con Dios con la seguridad de que te está oyendo y va a suplir tus necesidades y mucho más.

“Y este mismo Dios quien me cuida suplirá todo lo que necesiten, de las gloriosas riquezas que nos ha dado por medio de Cristo Jesús”.
- Filipenses 4:19 (NTV).-

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||<< Me encontró >>||

(Por Por Bill Crowder)
☆ Leer: Lucas 19:1-10 ☆
"… el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido" (v. 10).

La película Amazing Grace [Gracia admirable] se filmó con escenas propias de finales del siglo XVIII (S.18). 

Cuenta la historia de William Wilberforce, un político a quien su fe en Cristo lo llevó a dedicar su dinero y energía a abolir el comercio de esclavos en Inglaterra.

En una escena, el mayordomo de Wilberforce lo halla orando, y pregunta: «¿Encontró a Dios, señor?». Él respondió: «Creo que Él me encontró a mí».

La Biblia describe a la humanidad como ovejas descarriadas y vagabundas: 

«Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino» (Isaías 53:6).

Esta condición está tan arraigada en nosotros que el apóstol Pablo afirma:

«No hay justo, ni aun uno; no hay quien entienda, no hay quien busque a Dios. Todos se desviaron» (Romanos 3:10-12). Por eso, vino Jesús.

Nosotros jamás lo buscaríamos; entonces, Él vino a buscarnos, tal como lo declaró:

«Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido» (Lucas 19:10).

Wilberforce tenía toda la razón. Cristo vino a buscarnos porque, si hubiese dependido de nosotros, jamás lo habríamos encontrado.

Que el Señor nos busque y desee hacernos suyos es una clara expresión del amor del Creador por su creación perdida.

El Señor está buscándote. 

¿Dejarás que te encuentre y te salve para que tengas vida eterna y estés con Él para siempre?

Antes perdido, ahora hallado.

¡Eternamente agradecido!

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