sábado, 22 de agosto de 2015

||>> Motivado por la obediencia.

(Por el Dr. Charles Stanley -
Ministerio en Contacto)
☆ Leer: Daniel 1:1-20 ☆

Aunque Daniel vivía cautivo en Babilonia, resolvió en su corazón no violar las leyes de Dios. Él nunca vaciló en su obediencia.

¿Qué lo motivó a vivir esa promesa?

La devoción a Dios. El amor de Daniel por el Señor le dio la firmeza para no contaminarse con la comida y el vino del rey.

La dedicación a Dios significa elegir apartarse para amar, adorar y obedecer solamente a Él. 

Equivale a declarar: “Señor, cada parte de mí es tuya. Quiero lo que tú quieras”. 

Cuando mantenemos a Jesucristo como el centro de nuestro enfoque, nuestros corazones rebosan de acción de gracias, y nos sentimos motivados para mantenernos firmes.

Una dirección clara. Si Daniel se negaba rotundamente a comer la comida del rey, probablemente perdería la vida. Por tanto, él y sus amigos se dirigieron a Dios en busca de dirección.

El Señor les dio la sabiduría que necesitaban para desarrollar un plan alternativo; también les dio el coraje para que pidieran permiso para obedecer el mandamiento de Dios. 

Observemos que no hubo ninguna demanda ruidosa, ninguna alegación, y ningún espíritu rebelde.

La conducta de ellos estuvo caracterizada por confianza en Dios y dependencia de Él. 

Jesús promete que el Espíritu Santo nos dará guía y entendimiento (Juan 16:13).

Por medio de la oración diaria y de la meditación en la Palabra de Dios, podemos mantener nuestros ojos centrados en Cristo, nuestros oídos atentos a su voz, y nuestros corazones motivados a obedecer. 

Seremos capaces de tener la misma obediencia incondicional de Daniel.

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||>> Seguir con Cristo.

(Por Jennifer Benson Schuldt)
☆ Leer: 1 Reyes 19:19-21 ☆
«…todo el que pierda su vida por causa de mí,
la hallará» ☆ Mateo 16:25 ☆

Cuando era niña, mi semana favorita en el verano era la que pasaba en un campamento cristiano de jóvenes.

El fin de semana, me sentaba codo a codo con mis amigos, frente a una enorme fogata.

Allí compartíamos lo que habíamos aprendido sobre Dios y la Biblia, y cantábamos.

Una canción que todavía recuerdo hablaba de decidir seguir a Cristo. El estribillo tenía una frase importante: «no vuelvo atrás».

Cuando Eliseo decidió seguir al profeta Elías, llevó a cabo algo increíble que hizo difícil (en realidad, imposible) que volviera a su antiguo trabajo agrícola. 

Después de ir a su casa y hacer un banquete de despedida, «tomó un par de bueyes y los mató» (1 Reyes 19:21).

Quemó sus instrumentos para arar, asó al fuego la carne recién cortada y dio de comer a todos los presentes, poniendo fin a su forma de vivir.

Después, «se levantó y fue tras Elías, y le servía» (v. 21).

Consagrarnos a Dios, quien merece nuestra devoción, suele implicar tener que pagar un precio.

No obstante, nada se compara con lo que ganamos cuando seguimos adelante con Cristo, quien dijo: «Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará»
(Mateo 16:25).

● Abba. Padre. Ayúdame a ver si hay algo que deseas que deje para poder seguirte completamente.

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