viernes, 21 de agosto de 2015

||>> ¿Quién es mi prójimo?

☆ Leer: Lucas 10:30-37 ☆
«… Ve, y haz tú lo mismo»
(v. 37).

A María le encantaba la reunión grupal a mitad de semana en la iglesia, donde ella y varios amigos se encontraban para orar, adorar y debatir temas relacionados con el mensaje de la semana anterior.

Ese día iban a hablar sobre la diferencia entre «ir» a la iglesia y «ser» la iglesia en un mundo herido.

Estaba ansiosa por ver a sus amigos y charlar con entusiasmo.

Mientras tomaba las llaves, sonó el timbre. «Lamento molestarte —dijo su vecina—, ¿estás ocupada esta mañana?».

María iba a explicarle que tenía que salir, cuando la vecina agregó: «Tengo que llevar el auto al taller. Por lo general, vuelvo caminando o en bicicleta, pero me lastimé la espalda y, por el momento, no puedo hacerlo».

María dudó un instante y, luego, sonriendo, dijo: «No hay problema».

Aunque solo la conocía de vista, mientras la llevaba a su casa, se enteró de que el esposo padecía de demencia senil, y del tremendo agotamiento que genera cuidar a alguien así. 

María la escuchó, se compadeció, prometió orar por ella y se ofreció a ayudarla en todo lo que pudiera.

Aquella mañana, María no fue a la iglesia a hablar sobre cómo compartir su fe, pero sí pudo transmitirle un poco del amor de Cristo a su vecina, la cual estaba atravesando una situación difícil.

● Señor. Quiero ser tus manos y pies para quien lo necesite. Úsame Dios mío. Que toda ayuda venga de tu parte, no de mi. Que toda palabra dada venga del Espíritu Santo y no del hombre. Gracias Padre.

>> La fe se manifiesta en nuestras acciones.

=*=

No hay comentarios:

Publicar un comentario