jueves, 20 de agosto de 2015

||>> Un día a la vez.

☆ Lectura: Mateo 6:25-34 ☆

La vida puede ser monótona.  

El camino que tenemos por delante parece alargarse kilometro a kilometro a través de un desierto estéril en el que no hay oasis a la vista.

¿Cómo podemos, entonces, lidiar con las fatigosas responsabilidades, cuando no parece haber alivio para nuestras cargas?

"Oliver de Vinck", estaba gravemente incapacitado desde que nació, permaneció postrado desvalidamente en su cama durante sus 32 años de vida, incapaz de valerse por sí mismo.

Día tras día y año tras año, sus padres le ponían la comida en la boca, le cambiaban los pañales, y aun así mantuvieron un hogar feliz.

Un día el hermano de Oliver, le preguntó a su padre cómo podían soportar aquella situación.

Él le explicó que ellos no se preocupaban por la larga sucesión de mañanas que podían tener por delante.  

Vivian un día a la vez, preguntándose: “¿Puedo alimentar a Oliver hoy ?” Y la respuesta siempre fue: “Sí, hoy puedo hacerlo”.

Jesús nos enseñó cómo manejar la rutina de la vida: “Así que no se preocupen por el mañana, porque el día de mañana traerá sus propias preocupaciones. Los problemas del día de hoy son suficientes por hoy.”
(v.34).

En fe y con oración podemos dividir la vida y sus tareas, muchas veces fatigosas, en “bocados”, “un día a la vez”, confiando el futuro impredecible a la gracia de Aquel que promete que: “Y como tus días serán tus fuerzas.”
(Deut.33:25).

● Dios provee todo lo que necesitamos, un día a la vez.

Deposita hoy en Dios todas tus frustraciones y problemas, verás cómo sientes que junto a Él la carga se hace más ligera.

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