(Por Telma Céspedes).
☆ Leer: 1 Corintios 15:58 ☆
Era una tranquila noche de luna llena y cielo estrellado y al caminar por el parque, pude observar los diferentes arbustos, en uno de ellos pude ver una colmena.
Se oía un extraño zumbido que venía desde dentro de la misma, persistente, parecido al sonido del mar, aumentaba y disminuía alternativamente.
Al hablar con un apicultor, pude entender que ese misterioso sonido, provenía de las abejas abanicadoras, su tarea consiste en sacar el aire enrarecido por una de las aberturas, mientras introducen aire fresco por otra, de tal manera logran que la colmena permanezca agradable y fresca.
Entonces, el apicultor, se acercó a la colmena, con una vela encendida, pero la luz enseguida se apagó por la fuerte corriente de aire.
Aquellas pequeñísimas alas de abeja, movidas al unísono y velozmente, eran capaces de producir una corriente suficientemente fuerte como para apagar instantáneamente la luz de la vela.
El viejo apicultor dijo:
- Las abanicadoras están sacando el aire malo para dejar entrar el aire puro.
Al reflexionar en esto, pensé que es así como debiéramos actuar los hijos de Dios, si tuviéramos suficientes "abanicadores" que fueran tan fieles en su trabajo como las abejas en el suyo, la gran colmena del mundo se pondría mucho más agradable y fresca.
Si fuéramos capaces de trabajar en acuerdo y al unísono, seguramente lograríamos, el mismo efecto refrescante y purificador para el mundo.
La gente está llena de buenos deseos: algunos desean trabajar, pero otros tratan de no involucrarse en ninguna tarea.
Dios nos dio talentos, dones, mucha capacidad para poner en práctica.
No esperemos una voz audible para poner manos a la obra, Dios ya nos dio una misión en el mundo.
Solo debemos dejarnos usar, trabajar, servir y ser esa parte del cuerpo de Cristo dispuesta a refrescar y dar lo bueno.
Te animo a que hoy te sumes al ejército de abanicadores, que puedas purificar y refrescar el aire del lugar donde te desempeñas, ya sea hogar, trabajo, Iglesia, círculo de amigos, entonces serás tú quien deseche lo malo y transmita frutos de amor para todos los que te rodean.
Decídete hoy mismo a hacerlo, fuiste creado con un plan perfecto y especifico.
“Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano.”
- 1 Corintios 15:58.-
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