(Por el Pr. César Castellanos).
Es inimaginable para el ser humano entender todo lo que las manos pueden hacer, pero las diferentes circunstancias en la vida de cada persona pueden llegar a desviar ese buen propósito.
La sangre derramada por Jesús a través de sus manos quebranta la improductividad, la pereza, la distracción, la mediocridad, la falta de creatividad y la oposición.
Dios ha dotado a cada uno de habilidades especiales en diferentes áreas (intelectuales, manuales,
artísticas, deportivas).
artísticas, deportivas).
Nuestra responsabilidad es ponerlas todas al servicio del Señor y hacer que se multipliquen, implicando: esfuerzo, disciplina, preparación, perseverancia y, sobre todo, disposición.
Su fruto será el ciento por uno.
Es tiempo de recobrar la unción y desarrollar al máximo los dones que el Señor ha depositado en cada uno.
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