mi茅rcoles, 8 de julio de 2015

||<< ¿De qu茅 soy capaz? >>||

(Por Telma C茅spedes)
☆ Leer: Filipenses 3:12 ☆

Conozco una historia acerca de un hombre, amante de la naturaleza y habituado a explorarla.

En una de sus m煤ltiples expediciones, encontr贸 un huevo muy grande. Nunca hab铆a visto nada igual y decidi贸 llevarlo a su casa.

-¿Ser谩 de un avestruz?
pregunt贸 a su mujer.
–No, respondi贸 ella.

- Es demasiado abultado, dijo el abuelo.

-¿Y si lo rompemos? propuso el hijo.

-Es una l谩stima. Perder铆amos una hermosa curiosidad, respondi贸 cuidadosa la abuela. 

Ante la duda, lo voy a colocar debajo de la pava que est谩 empollando huevos. Tal vez con el tiempo nazca algo, afirm贸 el hombre.

Y as铆 lo hizo!

Cuenta la historia que a los quince d铆as naci贸 un pavito oscuro, grande, nervioso, que con mucha avidez comi贸 todo el alimento que encontr贸 a su alrededor. 

Luego mir贸 a la madre con vivacidad y le dijo:
-Bueno, ahora vamos a volar. 

La pava se sorprendi贸 much铆simo de la proposici贸n de su flamante cr铆a y le explic贸: 

-Mira, los pavos no vuelan. Te sienta mal comer de prisa. El pavito terminaba su almuerzo o cena, su desayuno o merienda y les dec铆a a sus hermanos:
-Vamos, muchachos ¡a volar! 

Todos los pavos le explicaban entonces otra vez: -Los pavos no vuelan.
A ti te sienta mal tanta comida.

El pavito empez贸 a hablar m谩s de comer y menos de volar.

As铆 que creci贸 y con el tiempo muri贸 en el corral. Muri贸 sin nunca haber logrado volar, que pena.

¡脡l en realidad era un c贸ndor! y hab铆a nacido con la capacidad de volar hasta los 7,000 metros de altura. 

¡Pero nadie volaba...! sent铆a en su ser el volar pero lo que dec铆an los dem谩s, finalmente le quit贸 el poder de hacerlo.

Lo mismo sucede con nosotros. O铆mos m谩s la opini贸n que los dem谩s tienen de nosotros, lo que creen ellos que podemos y no podemos hacer, y luego nos subestimamos tanto que dudamos de la gran obra que Dios hizo al crearnos.

Que triste es cuando sucede esto, que habiendo sido creados para triunfar y volar alto, tal vez nos quedamos en una vida limitada por la opiniones de otros, por lo que los dem谩s dicen que puedes hacer.

“No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo por ver si logro asir aquello para lo cual fui tambi茅n asido por Cristo Jes煤s.”
- Filipenses 3:12.-

¿Crees que no eres bueno solo porque te lo dijeron y viste que varios no pod铆an lograrlo?, pero es hora que entiendas que Dios te perfecciona cada d铆a m谩s, 

¿A煤n no sabes c贸mo servir a Dios?

¿Qu茅 te llam贸 a hacer?

Pues invol煤crate m谩s en sus cosas, s铆rvele con todo lo que tengas, da lo mejor de ti, no te dejes morir sin haber explotado tu potencial ni que el tiempo pase y digas, “no sab铆a que pod铆a hacerlo”.

Te aseguro que Dios te sorprender谩 porque descubrir谩s que eres 煤nico y capaz de mucho m谩s.

● No seas lo que los dem谩s digan sino lo que Dios declar贸 que eres.
¿AM脡N?

“A fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra”.
- 2 Timoteo 3:17.-

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||<< Yo te ruego que me declares en que consiste tu gran fuerza >>||

(Lecturas: Charles H. Spurgeon)
☆ Leer: Jueces 16:6 ☆

¿D贸nde reside el secreto del poder de la fe? Reside en la comida con que se alimenta. 

La fe, por ejemplo, investiga Qu茅 es la promesa, y llega a la conclusi贸n de que es una emanaci贸n de la gracia divina, un desbordamiento del gran coraz贸n de Dios. 

Y la fe dice: "Mi Dios no hubiera dado esta promesa si no hubiese mediado su amor y su gracia; es pues muy cierto que su palabra se cumplir谩". 

Luego la fe piensa: ¿Qui茅n es el que da esta promesa? 

No considera tanto la grandeza de la promesa, como el autor de la misma; y recuerda que el autor es Dios, "que no se puede mentir", el Dios omnipotente inmutable, y llega a la conclusi贸n de que la promesa tiene que cumplirse y prosigue adelante en esta firme convicci贸n.

La fe recuerda el motivo porque se dio la promesa; a saber, la gloria de Dios, y se siente segura de que la gloria de Dios es cierta, de que 脡l nunca permitir谩 que su escudo de armas se manche, ni que el brillo de su propia corona se empa帽e; y por lo tanto, la promesa debe permanecer y permanecer谩. 

Luego la fe piensa tambi茅n en la admirable Obra de Cristo como una prueba convincente de que el Padre cumplir谩 su Palabra.

"El que a su propio Hijo no perdon贸, antes le entreg贸 por todos nosotros, ¿c贸mo no nos dar谩 tambi茅n con 脡l todas las cosas?".

Adem谩s la fe reflexiona en el pasado, pues las luchas que sostuvo la han fortalecido, y las victorias le comunicaron coraje. 

La fe recuerda que Dios nunca ha faltado; que nunca abandon贸 a ninguno de sus hijos. 

Recuerda los tiempos de gran peligro, cuando vino la liberaci贸n; las horas de espantosa necesidad, cuando hall贸 "sus d铆as como su fortaleza", y clama:

"No, nunca me inducir谩n a pensar que Dios pueda cambiar y abandonar a su siervo ahora. Hasta aqu铆 el Se帽or me ha ayudado y me ayudar谩 siempre". 

As铆 la fe mira cada promesa en conexi贸n con el dador de la promesa.

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