(Por Julie Ackerman Link).
☆ Leer: Isa铆as 48:16-22 ☆
"No tuvieron sed cuando los llev贸 por los desiertos…" (v. 21).
Seco. Polvoriento. Peligroso. Un desierto… un lugar donde hay poca agua y la vida es hostil.
Por eso, no sorprende que la palabra des茅rtico describa un sitio inhabitado.
Pocas personas eligen estar all铆, pero, a veces, no pueden evitarlo.
Las Escrituras revelan que el pueblo de Dios estaba familiarizado con la vida en el desierto.
Gran parte de Medio Oriente, incluido Israel, es des茅rtica, pero con algunas excepciones f茅rtiles, como el Valle del Jord谩n y las regiones aldea帽as al Mar de Galilea.
Dios decidi贸 «levantar su familia» en un lugar rodeado por el desierto, donde pudiera mostrarle su bondad al protegerla y suplirle sus necesidades a diario (Isa铆as 48:17-19).
En la actualidad, casi nadie vive en desiertos literales, pero solemos atravesar situaciones con caracter铆sticas extremas similares.
A veces, la obediencia nos lleva a experimentarlas; pero otras no se deben a nuestras decisiones o acciones.
Cuando alguien nos abandona o una enfermedad nos invade, nos sentimos como en un desierto, donde los recursos son escasos y la vida resulta dif铆cil.
Pero el prop贸sito de atravesar un desierto, ya sea literal o figurativo, es hacernos recordar que dependemos de la provisi贸n de Dios; lecci贸n que no debemos olvidar cuando vivimos en la abundancia.
¿C贸mo te est谩 sustentando Dios?
En todo desierto, Dios tiene un oasis de gracia.
=*=