miércoles, 14 de octubre de 2015

||>>Un placer temporal.

☆ Leer: Hebreos 11:23-29 ☆

El problema de apostar compulsivamente puede parecer extraño para la mayoría de nosotros.

Sin embargo, los expertos creen que
muchos millones de personas de todas las nacionalidades son adictas
psicológicamente al juego.  

El juego les produce una emoción de esperanza y riesgo, pero generalmente 
termina en derrota.

Es ciertamente, un placer temporal.
Para los que se involucran en él, perder es
lo normal; ganar significa no perderlo todo.

Algunos creyentes tienen un
problema similar: las apuestas espirituales.

Es una manera de vivir que implica correr riesgos viendo cuánto podemos forzar la paciencia de Dios.  

Aunque sabemos que “la suerte” no existe, muchas veces jugamos con nuestro propio tiempo o con placeres pecaminosos.  

Vivimos como si fuese posible ignorar la voluntad de Dios y aun así salir adelante.

Parece que fuésemos adictos a
la emoción del riesgo.

No hay ni una probabilidad de que Dios
no cumpla Su Palabra.

No hay ni siquiera una posibilidad en un número con “n” cantidad de ceros a la derecha, de que Dios no sea fiel, a lo que se comprometió por ejemplo: Su regreso como Rey triunfante (Apocalipsis 19).  

Podemos estar absolutamente seguros de que lo que Él ha prometido, se cumplirá.

Por eso es tan lógico ser como Moisés
y creer en Dios.

Moisés estuvo dispuesto a confiar en la segura Palabra del Señor en vez de correr riesgos con la emoción temporal del pecado (Heb.11:24-26).

Creyó que Dios era 100% digno
de confianza.  

¿Lo crees tú?

Dios siempre cumple lo que promete.

Puedes confiar tu vida al
cumplidor de promesas:
♡Jesús♡

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||>> ¡Todos bien y a salvo!

(Por Randy Kilgore)
☆ Leer: Hebreos 11:8-16 ☆
«Es, pues, la fe
la certeza de lo que se espera… » (v. 1).

En enero de 1915, la nave Endurance quedó atrapada en el hielo de la Antártida. 

El grupo de exploradores, liderados por Ernest Shackleton, sobrevivió y pudo llegar en pequeños botes salvavidas hasta la Isla Elefante.

Solo les quedaba una esperanza tras estar retenidos en esa isla inhabitada, lejos del trayecto habitual de las naves.

El 24 de abril de 1916, veintidós hombres observaban mientras su líder y cinco camaradas zarparon en un pequeño bote hacia una isla a unos 1.300 kilómetros de distancia.

Aunque las posibilidades de sobrevivir eran mínimas, desbordaron de alegría cuando, cuatro meses después, apareció un bote en el horizonte y Shackleton exclamó:

«¿Están todos bien?».
- Ellos respondieron:
«¡Todos bien y a salvo!».

¿Qué los mantuvo juntos y
vivos todos esos meses?

La fe y la esperanza depositada en un hombre: creyeron que su capitán encontraría la manera de salvarlos.

Este ejemplo humano de confianza y esperanza evoca la fe de los héroes que se enumeran en Hebreos 11. 

Esa fe, definida como «la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve», los ayudó a atravesar dificultades y pruebas enormes (v. 11).

No desesperemos ante un horizonte de problemas, sino confiemos en el Hombre por excelencia: Jesús, el Dios y Salvador.

● Señor. Que la esperanza en ti
ilumine mis días más oscuros.

>> La esperanza en Jesús brilla más intensamente en nuestro día más oscuro.

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