(Por J. David Branon)
☆ Leer: Salmos 86:1-12 ☆
"Enséñame, oh Jehová, tu camino; caminaré yo en tu verdad..." (v.11).
¿Cómo te sientes cuando hablas con alguien que no te escucha?
Puede suceder con un amigo que tiene sus propios planes en cuanto a cómo debe ir la conversación.
O puede suceder cuando la otra persona simplemente no quiere oír lo que tienes que decir.
Ahora piensa en esto en relación con tu vida de oración.
¿Podría ser que nuestra comunicación con Dios sea una conversación unilateral dominada por nosotros?
Nota la observación que hace "William Barclay" en "The Plain Man's Book of Prayers [El Libro de Oración del hombre sencillo]":
«La Oración no es una forma de hacer uso de Dios; la Oración es una forma de ofrecernos nosotros mismos a Dios para que Él pueda hacer uso de nosotros.
Puede ser que una de nuestras grandes faltas en la Oración sea que hablamos demasiado y escuchamos muy poco.
Cuando la Oración está en su punto más culminante, esperamos en silencio hasta escuchar la voz de Dios.»
Podríamos llamar a esto «la Oración que escucha», y es una práctica que necesitamos adquirir.
Tenemos que encontrar una forma de quedarnos a solas con Dios en silencio, hablar con Él con fervor, dedicar tiempo a escuchar los apremios del Espíritu y la instrucción de Su Palabra.
Debemos decir: «Enséñame, oh Jehová, tu camino; caminaré yo en tu verdad» (Salmos 86:11).
¿Estamos hablando tanto que no escuchamos lo que Dios dice?
Si es así, necesitamos aprender el Arte de la Oración que escucha.
● Dios habla a través de su palabra. Dedica tiempo a escuchar.
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