miércoles, 12 de agosto de 2015

||>> La Oración que escucha.

(Por J. David Branon)
☆ Leer: Salmos 86:1-12 ☆
"Enséñame, oh Jehová, tu camino; caminaré yo en tu verdad..." (v.11).

¿Cómo te sientes cuando hablas con alguien que no te escucha? 

Puede suceder con un amigo que tiene sus propios planes en cuanto a cómo debe ir la conversación.

O puede suceder cuando la otra persona simplemente no quiere oír lo que tienes que decir.

Ahora piensa en esto en relación con tu vida de oración.

¿Podría ser que nuestra comunicación con Dios sea una conversación unilateral dominada por nosotros? 

Nota la observación que hace "William Barclay" en "The Plain Man's Book of Prayers [El Libro de Oración del hombre sencillo]":

«La Oración no es una forma de hacer uso de Dios; la Oración es una forma de ofrecernos nosotros mismos a Dios para que Él pueda hacer uso de nosotros.

Puede ser que una de nuestras grandes faltas en la Oración sea que hablamos demasiado y escuchamos muy poco.

Cuando la Oración está en su punto más culminante, esperamos en silencio hasta escuchar la voz de Dios.»

Podríamos llamar a esto «la Oración que escucha», y es una práctica que necesitamos adquirir. 

Tenemos que encontrar una forma de quedarnos a solas con Dios en silencio, hablar con Él con fervor, dedicar tiempo a escuchar los apremios del Espíritu y la instrucción de Su Palabra.

Debemos decir: «Enséñame, oh Jehová, tu camino; caminaré yo en tu verdad» (Salmos 86:11).

¿Estamos hablando tanto que no escuchamos lo que Dios dice?

Si es así, necesitamos aprender el Arte de la Oración que escucha. 

● Dios habla a través de su palabra. Dedica tiempo a escuchar.

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||>> NUESTRA NECESIDAD.

● Si la necesidad más grande del hombre hubiera sido conocimiento, Dios nos hubiera enviado un educador.

● Si la necesidad más grande del hombre hubiera sido salud física, Dios nos hubiera enviado un doctor.

● Si la necesidad más grande del hombre hubiera sido dinero, Dios nos hubiera enviado un empresario.

● Si la necesidad más grande del hombre hubiera sido entusiasmo, Dios nos hubiera enviado un artista.

☆ Pero la necesidad más grande del hombre era el perdón, así que Dios nos envió El Salvador ☆

>> Puedes confiar en el Señor, Él nunca falla, Él nunca llega tarde.

Amén!

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||>> Debe y haber.

(Por Julie Ackerman Link)
☆ Leer: Juan 16:1-11 ☆
"… En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo" (v. 33).

Cuando mi esposo enseñaba contabilidad en una universidad local, hice uno de los exámenes, solo por diversión, para ver cuánto sabía.

Los resultados no fueron buenos. Contesté mal todas las preguntas porque no entendí la premisa de un concepto bancario básico: invertí el debe y el haber.

A veces, nos pasa lo mismo en la esfera espiritual. 

Cuando culpamos a Satanás de todo lo que anda mal (sea el mal tiempo, una impresora que se atasca o algún problema financiero), estamos atribuyéndole el crédito por algo que no tiene: el poder para determinar la calidad de nuestra vida.

El diablo está limitado en tiempo y espacio. Tiene que pedirle permiso a Dios antes de poder tocarnos (Job 1:12; Lucas 22:31).

Sin embargo, al ser el padre de mentiras y príncipe de las tinieblas (Juan 8:44; 16:11), puede provocar confusión. 

Jesús advirtió de un tiempo cuando las personas estarían tan confundidas que no distinguirían entre lo bueno y lo malo (16:2), pero agregó esta verdad: «el príncipe de este mundo ha sido ya juzgado» (v. 11).

Los problemas irrumpirán en nuestra vida, pero no pueden derrotarnos, dado que Jesucristo ya ha vencido al mundo. Todo el crédito le corresponde a Él.

● Abba. Padre. Gracias por ser Señor de TODO en nuestras vidas. Te alabamos por haber vencido al mundo a través de tu Hijo. Gracias por ese sacrificio. Era o Él o nosotros. Gracias Jesús porque aún con todo tú poder, decidiste seguir la voluntad del Padre y no bajarte de esa cruz. Te amamos con todo nuestro ser. Amén! 

>> Mientras que Satanás acusa y confunde, Dios controla.

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