domingo, 16 de agosto de 2015

||>> ¡Es tan injusto!

(Por Albert Lee)
☆ Leer: Malaquías 1:1-5 ☆
«... ¿No era Esaú hermano de Jacob? dice Jehová. Y amé a Jacob, y a Esaú aborrecí...» (vv.2-3).

Parece que usáramos algunas cosas más que otras: nuestras bocas más que nuestros oídos, nuestros estómagos más que nuestras mentes.

También parece que usamos la frase: «¡Es tan injusto!», mucho más a menudo que «¡Merezco tan poco!».

En Malaquías 1:1-5 leemos del amor de Dios por Jacob y su odio por Esaú.

Superficialmente parece muy injusto, sobre todo cuando pensamos en el tipo de persona que era Jacob. Engañó a su padre para que le diera la bendición que debió haber sido para Esaú, su hermano mayor (Génesis 27).

Es fácil pensar en él como el «vil intrigante».

¿Fue Dios injusto al amar a Jacob y aborrecer a Esaú? ¿Por qué era Esaú inmerecedor del amor de Dios?

Esas son preguntas válidas que son difíciles de contestar y explicar, pero... ¿hemos considerado una pregunta más básica? 

¿Alguna vez ha merecido alguien el amor de Dios?

Dios es perfecto, y hasta en nuestros mejores momentos vamos a luchar con nuestro pecado. 

¿Acaso nos atrevemos a pensar que merecemos algo?

No sabemos por qué Dios optó por amar a Jacob. Pero sí sabemos que ninguno de nosotros merece el amor de Dios.

¿Por qué nos ama tanto que envió a su Hijo a morir por nuestros pecados? No podemos explicarlo.

Todo cuanto podemos hacer es responder en gratitud a la sublime gracia y el amor de Dios. 

● La gracia de Dios nos da lo que no merecemos. 

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||>> #solovedtheworld (10-16/08/15).

Amén!!
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#God #Jesus #HolySpirit 
#solovedtheworld 
#Gospel #Love #Faith #Hope 
#Holiness #BrokenChains #AmazingGrace
#GodIsGood #GodIsAble #GodIsAlive 
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||>> La chica del saludo.

(Por Bill Crowder)
☆ Leer: Romanos 15:1-7 ☆
«… recibíos los unos a los otros, como también Cristo nos recibió, para gloria de Dios»  (v. 7).

A finales del siglo XIX (S.19) y principios del XX (S.20), una imagen conocida recibía a los barcos mientras atracaban en uno de los puertos de Estados Unidos: Florence Martus, «la chica del saludo».

Durante 44 años, esta muchacha saludó a las grandes naves procedentes del mundo entero, usando un pañuelo durante el día o un farol en la noche.

En la actualidad, una estatua de Florence y sus fieles perros se eleva en el Parque Morrell, dando permanentemente la bienvenida a los barcos que ingresan.

Las cálidas bienvenidas transmiten un sentimiento de aceptación.

En Romanos 15:7, Pablo instó a sus lectores: «recibíos los unos a los otros, como también Cristo nos recibió».

Tenía en vista la manera de tratarnos mutuamente como seguidores de Cristo, ya que, en los versículos 5 y 6, nos desafió a vivir en armonía los unos con los otros.

La clave es tener «un mismo sentir, según Cristo Jesús, para que todos juntos y a una sola voz [glorifiquemos] al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo» (RVC).

Aceptar a los demás creyentes en Cristo no solo demuestra que nos amamos unos a otros, sino que también refleja el gran amor de Aquel que nos dio la bienvenida para siempre a su familia.

● Abba. Padre! Dame un corazón renovado, cada día más lleno de TuAmor por mis hermanos en Cristo, y que, juntos, te podamos honrar en todo lo que hagamos. Ser más de Tí. 

>> Cuanto más se acercan los cristianos a Cristo, más unidos están entre sí.

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