(Por Telma Céspedes)
☆ Leer: Eclesiastés 4:10 ☆
¿Que persona soy para los que me rodean?
Jamás había pensado en esto, pero veo que es muy importante hacerlo.
Entonces comencé por identificar tres grupos de personas que llegan a nuestra vida:
1.- Los que vienen por una razón.
2.- Otros que lo hacen por una estación (época del año).
3.- Y aquellos que llegan para toda la vida.
Cuando alguien llega por una razón, es para llenar una necesidad que estas pasando.
Vienen a asistirte en alguna dificultad, a brindarte apoyo y orientación, o bien para ayudarte ya sea física, mental o espiritualmente.
Estos son los que solemos llamar “Los caídos del cielo”, y lo son, pues están ahí para suplir una necesidad puntual.
Otras personas llegan a tu vida por una estación, dándote la oportunidad de aprender, crecer y compartir.
Tal vez te aportan de su experiencia o simplemente te hacen reír y disfrutas de su compañía.
Pueden enseñarte algo nuevo que nunca has visto o hecho, pero lo principal es que son capaces de traerte una gran alegría, mientras dura este tiempo.
Y hay otras personas, que son para toda la vida. Te enseñan lecciones; te ayudan a aprender, a construir emociones con fundamentos sólidos y duraderos, como lo es la relación con ellos.
De las personas que han llegado a nuestra vida, generalmente podemos aprender una lección, nada pasa sin una razón, no conoces a alguien por casualidad, si algo malo te sucedió con alguien, que no te deje con sentimientos negativos, simplemente aprende de eso y quédate con lo positivo.
Así como Dios nos dice en su Palabra que examinemos todo y retengamos lo bueno.
Tal vez, llegaste a la vida de alguien por una razón, por una estación o bien para toda la vida.
Ya sea que te toque compartir por un tiempo corto o mas duradero, asegúrate de ser de impacto para las vidas que te rodean.
Que el amor de Dios se refleje tanto en ti, que si pasaste por alguna razón, hayas dejado esa semilla de Dios en sus corazones.
Si lo hiciste por una estación, que puedas enseñarle algo nuevo de Dios, para que puedan descubrir lo hermoso que es vivir en Cristo.
Si es para toda la vida, puedes caminar junto a esa persona, animando, ayudando, amando compartiendo juntos la fe en nuestro de Dios.
“Porque si cayeren, el uno levantará a su compañero; pero !ay del solo! que cuando cayere, no habrá segundo que lo levante”.
- Eclesiastés 4:10.-
Desde ahora que la marca que dejemos en las personas sea la de Cristo.
“Habiendo purificado vuestras almas por la obediencia de la verdad, mediante el espíritu, para el amor fraternal no fingido, amaos unos a otros entrañablemente, de corazón puro”.
- 1 Pedro 1:22.-
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