(Por Brisna Bustamante Soto).
☆ Leer: Eclesiastés 9:10 ☆
"Y todo lo que te venga a la mano, hazlo con todo empeño; porque en el sepulcro, adonde te diriges, no hay trabajo ni planes ni conocimiento ni sabiduría".
Las hormigas son un excelente ejemplo de persistencia, porque no esperan que haya “grandes proyectos” para comenzar el día trabajando, comienzan con lo que tienen a la mano.
Cumplen día a día con su deber, no se detienen, simplemente avanzan.
Trabajan como un ejército, con orden y disciplina, donde la suma de muchos pequeños trabajos da como resultado, un proyecto fabuloso.
Si observamos con una lupa un hormiguero, veremos una extraordinaria obra de ingeniería que los seres humanos difícilmente lograríamos realizar.
Las hormigas no consumen todo lo que encuentran, guardan, ahorran, almacenan. Y al hacer esto, no pasan hambre.
Instintivamente, saben que el invierno vendrá y que no habrá condiciones favorables para que trabajen; por lo tanto, hacen provisión y cuando las inclemencias del frío llegan, mientras otros animales pasan hambre, las hormigas están alimentadas y protegidas en su hormiguero.
De las hormigas aprendemos que la vida es una constante lucha y que para salir victoriosos necesitamos: laboriosidad, orden y persistencia.
¿Por qué darnos por vencidos cuando Dios nos dice que insistamos?
¿Por qué dejar de pedir por los anhelos más íntimos de nuestros corazones cuando éstos pueden hallarse a la vuelta de la esquina?
Este día te animo a seguir perseverando en la tarea que Dios te encomendó, tal vez se trate de orar por tus padres, por tus hijos, por tu pareja, por tu salud, por tu economía, tus estudios o ministerio.
Recuerda que el que persevera alcanza la victoria. Quizás nos falte poco para recibir nuestro milagro.
"Pero tú, persevera hasta el fin y descansa, que al final de los tiempos te levantarás para recibir tu recompensa". - Daniel 12:13.-
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