domingo, 26 de julio de 2015

||<< ¡Paso a paso! >>||

(Por Soraida Fuentes)
☆ Leer: Ruth 1 ☆

Elimelec decidió salir de Belén junto con su familia porque estaban sufriendo el hambre y la escasez que dominaban su tierra. 

Entonces decidieron ir a morar a Moab, un pueblo que rendía culto a dioses paganos.

Con el tiempo, sus hijos se casaron con moabitas y después la muerte llegó a esta familia, llevándose a los varones, Elimelec, Malion y Quelion, quedando solas Noemí y sus dos nueras. (Ruth 1).

En algunos países la migración juega un rol muy importante. Hay gente que sale de sus tierras natales, con la expectativa de tener una “mejor vida” o lo ven como la única manera de ayudar a sus seres queridos, aunque a veces esto signifique relegar los afectos.

Para muchos ha sido una decisión acertada porque han podido alcanzar sus expectativas y prosperar, pero otros casos muestran una cara muy diferente. 

Algunas familias se han desintegrado a causa de la distancia, los hijos han tenido que criarse solos o con algún pariente cercano, porque sus padres han ido lejos a buscar un mejor futuro. 

O el esposo que viajó para buscar nuevos horizontes con la visión de que ni bien pudieran, mandaría a traer a su esposa, después de un tiempo termina involucrado sentimentalmente con otra persona con la excusa de que se sentía en “soledad”.

La familia de Elimelec, al actuar apresuradamente, salió de la cobertura de Dios, sin embargo, Él no dejó desamparada a Noemí, a pesar de sufrir las pérdidas de los hombres de su familia, aún así, bendijo su descendencia.

Muchas veces los conflictos te llevan tomar decisiones apresuradas movidos por el miedo, la angustia o la desesperación.

En estos casos es muy posible cometer errores y aceptar cualquier consejo como correcto, aunque tiempo después, nos arrepintamos por las decisiones que hemos tomado en forma alocada.

No te apresures!! Podrías dar pasos en falso. Tampoco te retrases en reaccionar ante alguna presión de la vida, pero es importante que te preguntes:

¿Qué está tratando de decirme Dios? ¿Qué trata de enseñarme? ¿Qué debo hacer como consecuencia de ello?

Luego, cuando te decidas a dar un paso, tómate un momento más y asegúrate que es la voz de Dios la que te está guiando y no solo tus emociones.

Dios tiene todo bajo control, siempre y cuando estemos bajo su cobertura y andemos en su voluntad, como dice Juan 10:14:

“Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen”.

¡Si invertimos tiempo en conocer que quiere Dios para nosotros, nuestros pasos serán seguros!

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