(Por Cindy Hess Kasper)
☆ Leer: Mr. 6:30-31,45-47 ☆
«…Venid vosotros aparte a un lugar desierto, y descansad un poco…» (v. 31).
Cuando nuestros hijos eran jóvenes, fuimos a visitar a mis abuelos.
Donde ellos vivían, el televisor no tenía muy buena recepción, pero, para ellos, no era una cuestión muy importante.
Después de ver a mi hijo manipulando el aparato durante un tiempo, me preguntó frustrado: «¿Qué se hace cuando se ve un solo canal y no te gusta lo que están transmitiendo?».
«Lo apagas», dije con una sonrisa, lo cual no fue exactamente el consejo que él esperaba.
Tampoco es la respuesta que se espera hoy; en especial, con tantos artefactos que nos entretienen, informan y distraen.
A veces, necesitamos apagar todo y descansar la mente un rato.
Simplemente, nos hace falta «desenchufarnos».
Jesús solía apartarse durante un tiempo; en especial, cuando quería dedicarse a orar.
También instaba a los discípulos a hacer lo mismo, aunque fuera solo un rato
(Marcos 6:31).
Esta clase de soledad y de tiempo para reflexionar es beneficioso para todos.
Es entonces cuando
podemos acercarnos a Dios.
Sigue la sabiduría y el ejemplo de Cristo: apártate y descansa un poco.
Será bueno para tu cuerpo, mente y espíritu.
● Señor, ayúdame a buscar aquellas cosas que provienen de ti, de lo alto.
Quiero desconectarme de todo lo que me distrae y acercarme a ti.
>> Bajar el volumen de la vida te permite escuchar atentamente a Dios.
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