(Por Bill Crowder)
☆ Leer: Romanos 15:1-7 ☆
«… recibíos los unos a los otros, como también Cristo nos recibió, para gloria de Dios» (v. 7).
A finales del siglo XIX (S.19) y principios del XX (S.20), una imagen conocida recibía a los barcos mientras atracaban en uno de los puertos de Estados Unidos: Florence Martus, «la chica del saludo».
Durante 44 años, esta muchacha saludó a las grandes naves procedentes del mundo entero, usando un pañuelo durante el día o un farol en la noche.
En la actualidad, una estatua de Florence y sus fieles perros se eleva en el Parque Morrell, dando permanentemente la bienvenida a los barcos que ingresan.
Las cálidas bienvenidas transmiten un sentimiento de aceptación.
En Romanos 15:7, Pablo instó a sus lectores: «recibíos los unos a los otros, como también Cristo nos recibió».
Tenía en vista la manera de tratarnos mutuamente como seguidores de Cristo, ya que, en los versículos 5 y 6, nos desafió a vivir en armonía los unos con los otros.
La clave es tener «un mismo sentir, según Cristo Jesús, para que todos juntos y a una sola voz [glorifiquemos] al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo» (RVC).
Aceptar a los demás creyentes en Cristo no solo demuestra que nos amamos unos a otros, sino que también refleja el gran amor de Aquel que nos dio la bienvenida para siempre a su familia.
● Abba. Padre! Dame un corazón renovado, cada día más lleno de TuAmor por mis hermanos en Cristo, y que, juntos, te podamos honrar en todo lo que hagamos. Ser más de Tí.
>> Cuanto más se acercan los cristianos a Cristo, más unidos están entre sí.
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