(Por Poh Fang Chia)
☆ Leer: 2 Tes. 2:13-17 ☆
« … Dios os haya escogido desde el principio para salvación… » (v. 13).
Mientras leía el mensaje en mi teléfono, empezó a subirme la temperatura y me hervía la sangre.
Estaba a punto de responder con otro mensaje desagradable, cuando una voz interior me dijo que me calmara y que contestara al día siguiente.
Después de dormir bien, el tema que me había molestado tanto parecía una tontería.
Había reaccionado en forma desmedida porque no quería dar prioridad a las necesidades de otra persona.
No estaba dispuesta a incomodarme para ayudar a alguien.
Lamentablemente, estoy tentada a responder con enojo más a menudo de lo que me gustaría reconocer.
Con frecuencia, tengo que poner en práctica verdades bíblicas conocidas, tales como «airaos, pero no pequéis» (Efesios 4:26), y «no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros» (Filipenses 2:4).
Menos mal que Dios nos ha dado su Espíritu, quien nos ayuda en nuestra batalla contra el pecado.
Los apóstoles Pablo y Pedro lo denominaron: «la santificación por el Espíritu» (2 Tesalonicenses 2:13; 1 Pedro 1:2).
Sin su poder, estamos indefensos y vencidos. Sin embargo, con Él, podemos alcanzar la victoria.
● Señor.Gracias por estar trabajando en mí. Quiero que cambies mi corazón; que me ayudes a escuchar y a colaborar contigo. A no ser solo oidor, sino también hacedor de Tú Palabra. A estar sensible a tu voz, y a obedecer, con temor santo, sin rechinchar, a todo lo que me pidas. Gracias por tanta paciencia conmigo. Y Sí. Te pido perdón Padre, por si a veced soy duro de cerviz.
Amén.
>> El crecimiento espiritual del creyente es un trabajo de toda la vida.
=*=
No hay comentarios:
Publicar un comentario