(Por Telma Céspedes).
“Porque hoy es necesario que
pose yo en tu casa.” - Lucas 19:5.-
La visita del Señor Jesús a Zaqueo nos lleva a nosotros a hacernos una pregunta:
¿Qué lugar ocupa Él en nuestra vida?
¿El es alguien que encontramos solo los domingo y fuera de casa?
¿Tal vez por el estado en que se encuentra nuestra casa, preferimos una cita con Él lejos de nuestra intimidad?
¿Es el invitado que se recibe en casa cuando se necesita ayuda o consejo, pero al que se olvida cuando todo va bien? O como El lo desea ¿es el invitado permanente, con quien uno comparte las alegrías y las penas, los éxitos y los problemas; las victorias y las derrotas?
¿Por qué no invitarías a Jesús
a que entre en tu casa?
Quizás quedan aun habitaciones "privadas", cuyas llaves guardas para que El no tenga acceso.
La llave de tu desván para que no descubra tus pensamientos secretos, resentimientos, envidias, amarguras, insatisfacciones.
La llave de tu caja fuerte para no confesarle la egoísta administración de tu dinero.
La llave de tu biblioteca que contiene libros que no deberían estar allí , etc.
Estarías dispuesto a abrirle a Jesús las puertas de tu casa, que El se pasee libremente, por las distintas habitaciones?
¿Podrías compartir con El tus conversaciones de familia, tus programas de televisión, tu tiempo navegando por internet?
Si de veras Jesús es el Señor de toda tu vida, debes regocijarte abriéndole toda tu casa y dejándolo penetrar en cualquier instante y en cualquier lugar, aun en el más pequeño rincón de tu corazón.
Él está dispuesto a poner orden, limpieza, armonía en tu casa. No dejes cuartos sin abrir. Deja que Dios se pasee y se sienta cómodo en tu hogar, pues que mejor compañía y seguridad podrías tener.
“He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.”
- Apocalipsis 3:20.-
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