martes, 30 de junio de 2015

||<< ¿Eres lo que se espera? >>||

(Por Shirley Chambi).
☆ Leer: Isaías 5:1-4 ☆

Con gran sorpresa, observamos como aumenta cada día, el porcentaje de personas desaparecidas, en especial mujeres adolescentes, ya sea por "trata de blancas" o el tráfico de personas.

Creo que todos estamos preocupados por esta situación, y necesitamos el apoyo de la sociedad en su conjunto para resolver este tema.

Sin embargo, hace poco, hubo un caso en el que dos adolescentes fueron rescatadas y para sorpresa de muchos, declararon que había autoridades involucradas en estos hechos.

Si esperamos que todos apoyen para poner un alto a este problema ¿Cuánto más esperamos que nuestras autoridades ataquen el problema y no estén involucrados?

¿Acaso no te desilusiona recibir estas noticias?

Así como es decepcionante escuchar esto, ¿te has puesto a pensar que también nosotros, como hijos de Dios, podríamos decepcionar con nuestra conducta a nuestro amado Padre?

“Ahora cantaré para aquél a quien amo un canto acerca de su viña.

Mi amado tenía una viña en una colina rica y fértil. Aró la tierra, le quitó las piedras y sembró en ella las mejores vides.

En medio de su viña construyó una torre de vigilancia y talló un lagar en las rocas cercanas.

Luego esperó una cosecha de uvas dulces, pero las uvas que crecieron eran amargas.

Ahora ustedes, pueblo de Jerusalén y de Judá, juzguen entre mi viña y yo.

¿Qué más podría hacer por mi viña, que no haya hecho ya?

¿Por qué, cuando esperaba uvas dulces, mi viña me dio uvas amargas?"
- Isaías 5:1-4.-

El amo de esta historia es Dios quien se esforzó para tener una hermosa viña (nosotros).

Le dió un buen lugar, quitó todo aquello que le haría daño, le dio lo mejor, incluso construyó una torre para vigilarla y con un lago para que no le faltare el agua, el dueño esperaba que la viña diera buenos frutos, sin embargo ésta fue una decepción para él, porque al final dio frutos amargos.

Es triste pensar en padres que realizan toda clase de esfuerzos para que sus hijos progresen, mientras éstos, despreocupadamente, gastan su dinero en vicios, en lugar de estudiar.

Igualmente triste es pensar que Dios está esperando mucho de nosotros, y hasta ahora, tal vez no hemos cumplido con sus expectativas.

¿Qué más puede hacer Dios por nosotros?

El está esperando nuestros buenos frutos.

Hoy te invito a examinar que frutos tienes, porque nunca es tarde para cambiar, comienza a sembrar, corrige tu testimonio, esfuérzate para ser un buen ejemplo, que te conozcan como un cristiano, que no miente, que sabe controlar sus emociones, donde solo se puede encontrar paz, verdad y vida.

Que no decepcionemos a Dios ni a nuestro prójimo, se supone que debemos ser luz para un mundo que tanto lo necesita.

Recuerda que Dios está esperando resultados…

Vamos!!

Que sepan quién eres y a quien sirves!!

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