(Por Shirley Chambi).
☆ Leer: Mateo 25:34-40 ☆
Recientemente vi un video en la Universidad, sobre la vida de un hombre alcohólico, desde su inicio hasta su muerte.
Lo que me pareció interesante es que en un momento de su historia, este hombre había asistido a una iglesia cristiana, y entregó su vida a Cristo.
Durante este tiempo dejó el alcohol, sin embargo como no tenía que comer, ni alguien que se preocupe por él, se rodeó de unos "amigos", quienes lo llevaron nuevamente al vicio que le ocasionó su muerte”.
Habría sido un gran testimonio para todos los estudiantes de la Universidad saber que aquel hombre restauró su vida al convertirse, pero lastimosamente, faltaban personas que tengan el corazón de Dios, que se pongan en su lugar y lo ayuden.
Aquel hombre no solo necesitaba de alguien que le predicase, o le diese palabras de aliento, sino de una persona que se preocupara por él, que lo ayudara proporcionándole el alimento necesario, alguien que lo visitara y le compartiese con él.
"Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo.
Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis; estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí.
Entonces los justos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te sustentamos, o sediento, y te dimos de beber? ¿Y cuándo te vimos forastero, y te recogimos, o desnudo, y te cubrimos? ¿O cuándo te vimos enfermo, o en la cárcel, y vinimos a ti?
Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis". - Mateo 25:34-40.-
Cada vez que ayudas a alguien, toma en cuenta que estás haciendo algo para Jesús.
Si conoces a alguien que está pasando por alguna necesidad, quiero decirte que no es suficiente que le hables de Jesús. Debes demostrar el amor y la misericordia de Dios por medio de tus actos.
Recuerda que nosotros somos las manos y los pies de Dios físicamente aquí en la tierra, y ellos lo conocerán por medio de ti.
“Y al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas; porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor.
Entonces dijo a sus discípulos: A la verdad la mies es mucha, mas los obreros pocos".
- Mateo 9:36-37.-
Tener el corazón de Dios es tener misericordia y compasión por otros, como Dios mismo lo tuvo por nosotros.
Misericordia es poner el corazón en la necesidad del otro, significa preocuparse y ayudar como si tú mismo estuvieras viviendo ese problema.
Hay mucho trabajo, la necesidad ha crecido en gran medida y lamentablemente son pocos los que realmente han entendido este llamado…
Jesús siempre estaba rodeado de personas que tenían necesidad y ¡Está esperando que cumplas con esta misión!
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