☆ Lectura: Marcos 4:1-9,24,25 ☆
Ya hace muchos años cuando me mude de casa, descubrí que mi fax* transmitía documentos, pero no podía recibirlos.
Todos los mensajes que llegaban se cortaban y reportaban los siguientes mensajes: “Error de comunicación” o “Línea desconectada durante la recepción”.
El técnico que fue a repararlo me dijo: “Hay demasiada resistencia y ruido en su línea telefónica”.
Después de 2 horas de investigar, empalmar y apretar conexiones resolvió el problema.
Yo he seguido comparando esa situación como una buena ilustración de mi comunicación con Dios.
Es fácil para mí transmitirle mis peticiones, pero mucho más difícil aceptar los mensajes que Él quiere enviarme.
Mi enfoque natural es lo que yo quiero decir y no lo que yo necesito escuchar.
Si dejo que la “resistencia” del pecado y el “ruido” de los afanes de la vida se acumulen, interrumpen mi atención cuando leo la Biblia, escuchó un sermón o permanezco en silencio en oración.
Cuando Jesús contó una historia acerca de escuchar y responder a la Palabra de Dios, hizo hincapié en su argumento diciendo:
“El que tiene oídos para oír, que oiga” (Mateo 13:9).
Hoy es una nueva oportunidad para limpiar la línea de comunicación con Dios.
Démosle toda nuestra atención y escuchémosle detenidamente en su Palabra.
La estática del mundo, interrumpe nuestra comunicación con Dios.
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