sábado, 1 de agosto de 2015

||<< Me encontró >>||

(Por Por Bill Crowder)
☆ Leer: Lucas 19:1-10 ☆
"… el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido" (v. 10).

La película Amazing Grace [Gracia admirable] se filmó con escenas propias de finales del siglo XVIII (S.18). 

Cuenta la historia de William Wilberforce, un político a quien su fe en Cristo lo llevó a dedicar su dinero y energía a abolir el comercio de esclavos en Inglaterra.

En una escena, el mayordomo de Wilberforce lo halla orando, y pregunta: «¿Encontró a Dios, señor?». Él respondió: «Creo que Él me encontró a mí».

La Biblia describe a la humanidad como ovejas descarriadas y vagabundas: 

«Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino» (Isaías 53:6).

Esta condición está tan arraigada en nosotros que el apóstol Pablo afirma:

«No hay justo, ni aun uno; no hay quien entienda, no hay quien busque a Dios. Todos se desviaron» (Romanos 3:10-12). Por eso, vino Jesús.

Nosotros jamás lo buscaríamos; entonces, Él vino a buscarnos, tal como lo declaró:

«Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido» (Lucas 19:10).

Wilberforce tenía toda la razón. Cristo vino a buscarnos porque, si hubiese dependido de nosotros, jamás lo habríamos encontrado.

Que el Señor nos busque y desee hacernos suyos es una clara expresión del amor del Creador por su creación perdida.

El Señor está buscándote. 

¿Dejarás que te encuentre y te salve para que tengas vida eterna y estés con Él para siempre?

Antes perdido, ahora hallado.

¡Eternamente agradecido!

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