(Por Telma Céspedes).
☆ Leer: Mateo 25:23 ☆
Conozco una historia acerca de una fiesta que había sido organizada por un grupo de lámparas.
Mientras escuchaba hablar acerca de los preparativos, una pequeña vela esperaba ser invitada.
Pensaba: Tenemos mucho en común. Todas servimos para iluminar, pero a pesar de esto, decidieron no invitarla ya que las lámparas la consideraban de poca importancia, como un objeto insulso e inútil.
La velita muy triste, se sentía inferior y se conformaba con escuchar desde afuera lo que decían.
Ellas se mofaban de la velita sintiéndose insuperables.
Ya en la fiesta y en un descuido, las orgullosas lámparas provocaron un corto circuito.
Todo se quedó a oscuras y ellas solo clamaban para que alguien pudiera socorrerlas.
Llamaron a un electricista para arreglar el desperfecto, pero se les dificultaba la tarea al no poder ver nada a causa del apagón.
Entonces la velita se presentó ante ellos y se ofreció para ayudarles.
Con la luz de la pequeña vela, el técnico pudo ver y así rápidamente solucionar el problema.
Las lámparas al ver eso, se sintieron muy mal al darse cuenta que todas ellas dependían de la que habían despreciado.
La velita contaba con la luz que salía de su interior, y aunque se iba consumiendo, esto no le importaba con tal de ser de ayuda.
A partir de ese día, nunca más la velita se sintió inferior, ya que comenzó a sentirse capaz de hacer grandes cosas.
Probablemente algo o alguien te hizo sentir igual que la velita, reduciendo tu autoestima, y creando en ti barreras que no te dejan ver cómo eres en realidad.
Deja de autocompadecerte y subestimar tus capacidades y cualidades.
No aceptarte tal cual Dios te hizo, es dudar de la perfección de su obra, pues cuando Te creó dijo: “es bueno”.
Así que tu eres mucho más de lo que piensas, eres capaz de lograr cosas que jamás imaginaste (a través de Dios), porque naciste para ser un vencedor.
No eres menos que nadie. En lo poco que puedas hacer, muestra de lo que estás hecho.
Da lo mejor que tengas, que te importe más la opinión de tu creador que la de otros que quieran subestimarte.
Y cuando llegue el día tan esperado podrás escuchar de sus labios: “¡Hiciste bien, siervo bueno y fiel! Has sido fiel en lo poco; te pondré a cargo de mucho más. ¡Ven a compartir la felicidad de tu señor!”.
- Mateo 25:23 (NVI).-
Desde hoy camina mirando hacia adelante y con la seguridad de que eres muy valioso por ser imagen y semejamza de Tu maestro.
“Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el espíritu del Señor”.
- 2 Corintios 3:18.-
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